Olga Reina: testigo y protagonista de la renovación urbana de Bogotá
Jubilada y luego de 16 años de haber dejado el último trabajo formal que desempeñó en su vida, Olga Reina de Hernández ocupa el tiempo, que le queda libre, pintando al óleo o llenando sudokus en su vivienda en el norte de Bogotá, para mantenerse activa y reducir los riesgos de padecimientos que se presentan con el paso de los años.
Con tono firme y una memoria prodigiosa recuerda que fue una de las propietarias de casas en el centro de la ciudad que decidieron vender sus inmuebles para darle paso al proyecto de renovación urbana San Bernardo – Tercer Milenio que busca generar una oferta de 3.946 Viviendas de Interés Social (VIS) y áreas de comercio en esta zona privilegiada de la capital de país.
Cuenta que hace unos 60 años su madre y una tía compraron dos casas en ese sector como una inversión de la que podrían obtener una renta mensual. “La mía estaba ubicada en un sector muy bonito. Era como una especie de lo que llamamos hoy un conjunto de casitas muy bonitas. Eran entre 12 y 14 casas. Y era una callecita de gente muy querida en la carrera 10ª con calle 5ª. Pero con el tiempo esto se vino deteriorando, se vino volviendo una miseria por aquello del expendio de droga”, afirma.
En la década del sesenta entró a estudiar secretariado al SENA y trabajó durante muchos años en esa entidad aunque también alcanzó a estudiar tres semestres de psicología. Una vez quedó a cargo de las propiedades por el fallecimiento de sus familiares, Olga Reina de Hernández, quien formó un hogar y se convirtió en madre de tres hijos, se encargaba de gestionar la llegada de los nuevos inquilinos que solicitaban ocupar las viviendas. Asegura que fueron años de buenas y malas experiencias.
Afirma que una de sus arrendatarias terminó desvalijando su predio, al momento de irse, porque se llevó el lavamanos, el contador de la luz y hasta el sanitario. Sin embargo recuerda con cariño a otra de sus inquilinas: se trataba de una madre cabeza de hogar con dos personas en condición de discapacidad a su cargo, a quien terminó vendiéndole una de sus propiedades. Dice que años más tarde esa arrendataria fue una de las beneficiarias de uno de los planes de vivienda impulsados por la Administración Distrital en el sector de Arborizadora Alta en el sur de Bogotá, cuando se puso en marcha el plan de renovación urbana San Bernardo - Tercer Milenio.
Sostiene que en esa época la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano convocó a una serie de reuniones en las que con material didáctico se les explicaba a los habitantes y propietarios del sector en qué consistía el proyecto. “Fueron más o menos unos tres años que duró el proceso, pero fue una cosa fácil, diría yo. Muchas personas, como yo, también entregaron sin problema alguno”, afirma Olga Reina.
Para vender la vivienda, que mantuvo hasta el final en el sector, pactó que el distrito se la pagaría en dos contados que le fueron oportunamente consignados en los plazos y fechas acordadas. “Muy contenta de haber hecho esa negociación porque todo terminó en los mejores términos. Fueron muy correctos conmigo”, manifiesta.
Frente a los procesos de renovación urbana que en la actualidad se adelantan en la ciudad, y los que se llevarán a cabo en el futuro, dice que está totalmente de acuerdo con su realización porque es muy importante recuperar esos espacios, embellecerlos y hacerlos mucho más productivos sin perder nunca de vista las necesidades de los seres humanos que habitan en aquellos lugares que se transformarán para revitalizar y activar la economía de Bogotá.